Me llama MªLuz, bibliotecaria de Torrijo del Campo, para que vaya a contar este verano. “Porque vendrá la gente. A otras cosas no van pero a un cuentacuentos vendrá todo el mundo.»
Hablamos un rato. Me dice que ahora lleva los libros a las ancianas/os: “¡Y leen más que antes, como no tienen que venir a buscarlos!”. Insistió en dejarle un libro a uno de ellos que le habían operado hacía poco de cataratas y decía «deja, si no me lo voy a leer», «tú quédatelo, por si acaso» Y a los pocos días, me cuenta Mª Luz, le aislaron por COVID una semana en su cuarto y como no tenía tele ahí solo todo el día…”¡Ay, si me he acordado de tí, MªLuz, qué bien me ha venido el libro para leer un rato cada tarde!” «Él tenía miedo de no devolver el libro a tiempo y yo que no te preocupes, ¡para que estén quietos en la biblioteca! y mira, se lo quedó y luego me decía que le había venido fenomenal y se había acordado de mí.»
CrisVerbena 